50 niños, y mayores, en el jueves lardero

Pareja. 20 de febrero de 2020. Amanecía fría la mañana en la villa alcarreña de Pareja. La temperatura, bajo cero esta noche, se elevaba, a lo largo de la mañana, hasta los dieciocho grados que hacían a mediodía, permitiendo a los vecinos del pueblo disfrutar de la tradicional merienda de Jueves Lardero al solecito, en el merendero.

Pero el 'jovelardero', como lo llaman los mayores, había empezado mucho antes, a eso de las diez de la mañana, cuando llegaban los niños y niñas del Centro Rural Agrupado de Budia, para participar, un año, más, en este día tan especial en Pareja.

Antonio Mercado, empleado del Ayuntamiento, se encargaba de colgar, en tres hileras, las macetas, algún puchero y globos que habían preparado los niños. Después iban a romperlos y pincharlos, respectivamente, desvelando sus sorpresas. Además, su hija Laia, de siete años, era una de las que iba a participar en la mañana. Empezó con los globos, de chiquitina. Ahora, rompe los pucheros. El tiempo pasa para ella, y para Antonio también. “Me jubilo pronto, y es posible que este sea el último año que los preparo”, decía, un tanto compungido al respecto.

Entre los escolares parejanos y los que han llegado desde las localidades de Salmerón, Alcocer y Budia, había medio centenar de niños expectantes. Concretamente fueron cuarenta y siete, de entre tres y doce años, los que han participado de esta arraigada tradición local.

En la misma Plaza Mayor, a la vera de la olma nueva, del lado del sol, les recibía Tomás, para darle a cada uno un vaso de chocolate calentito y un bollo. Y no sólo a los niños, puesto que no han sido pocos los mayores del pueblo que se han acercado al corazón de Pareja a ver cómo disfrutaban los niños, a disfrutar con ellos, y a recordar cómo eran las cosas cuando ellos lo fueron.

Víctor Perales, director de CRA Santa Lucía, contaba que, un año más, “hemos respondido a la invitación del alcalde de Pareja, Javier del Río, a pasar aquí el Jueves Lardero”. La tradición consiste en que los niños, en los días previos, decoran macetas o botijos. Y dentro se ponen legumbres, harina, confeti o chucherías que luego rompen con un garrote. “Simboliza que dejan atrás lo antiguo, y que empiezan el año con nuevas ilusiones. Es algo parecido a las hogueras de San Juan”, contaba Perales. Además, en el caso del CRA de Budia, “nuestro centro se une este día en Pareja, como un todo, en torno a la tradición de uno de nuestros pueblos, en una actividad conjunta de todo el colegio”, sigue.

Ana María Cano fue una de las veteranas parejanas que se acercó a ver “la plaza llena de la alegría de los niños”. Allí contó que, de cría, “vivíamos muy intensamente el Jueves Lardero, pedíamos el botijo a la abuela, lo decorábamos, y dentro, metíamos chucherías, garbanzos, harina, lapiceros… En uno, había hasta una paloma.

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