López-Ortega y Ricaud triunfan en Pareja

Pareja. 11 de septiembre de 2022. La plaza de toros de El Torreón de Pareja acogió ayer la primera de las tres semifinales del certamen 'Guadalajara Busca Torero'. El festejo fue, además, desafío de ganaderías, con tres erales de Juan Barriopedro y otros tantos de Cantinuevo, para los novilleros Fabien Castellani, de la Escuela Taurina de Arles, en Francia;  Emilio Ricaud y Santiago López-Ortega, ambos alumnos del CITAR de Guadalajara, de manera que los chavales pudieron torear una res de cada hierro. Magnífico aspecto del coso en fiestas, con tres cuartos de entrada.

Hoy domingo, tienen lugar las otras dos semifinales del certamen, en Yebra y Horche, respectivamente. La final tendrá lugar el próximo fin de semana en Mondéjar, retransmitida en directo por Televisión de Castilla-La Mancha.

Abrió plaza Fabien Castellani con Pajarito, novillo de Juan Barriopedro. Al joven francés se le vio con ganas, pero algo falto de oficio, como él, noblemente, reconocía. “Ha sido un novillo complicado para mí. Cabeceaba mucho, y, cuando le he bajado la mano, se paraba en la muleta”, señalaba el novillero. “Me ha faltado algo de técnica”, añadía. El novillo se le movió algo en la suerte suprema, y mató con una media muy efectiva. Escuchó palmas.

Su segundo, de nombre Campanillero, de Cantinuevo, fue extraordinario. “He podido sacarle pases tanto la izquierda como por la derecha. Ha sido un novillo como creo que nunca había toreado”, decía al final de la lidia. Pinchó a la primera, y mató a la segunda, con una  estocada, algo tendida. De no ser por eso, le hubiera cortado las dos orejas al novillo. Así, Castellani se marchó de Pareja con una oreja, “contento con el público, muy buena gente”, pero no tanto con su actuación: “hay que estar mejor cuando sale un novillo como el que me ha tocado”, aseguraba. A pesar de su autoexigencia, al francés se le vieron detalles en El Torreón. Campanillero, que aventuraba problemas al principio de la lidia, fue la mejor res sobre la plaza, y dio la vuelta al ruedo.

El mejicano Emilio Ricaud, le cortó una oreja al número 10 de Barriopedro, Jarraceno, pese a matar después de tres pinchazos y una media muy efectiva. “Lástima que no he estado fino con la espada. El novillo ha sido muy bueno, con transmisión y recorrido”, decía Ricaud al término de su primera faena. El chaval tuvo que sobreponerse a un primer revolcón con el capote. “Pensé que iba a ser para mal, pero el novillo funcionó, fue bueno”, decía después de matar al primero. Con la muleta, Ricaud hizo lo posible por alargar las tandas y bajar la mano, con lances de mérito aplaudidos por el público.

Con el quinto, de nombre Romerillo que le dedicó a la sobrina de los dueños de Cantinuevo, “por ser ésta una familia que nos ha arropado desde que empezó la escuela del CITAR, en su finca, que es de donde vienen los novillos”, señalaba, la faena estuvo a la altura del brindis. “De primeras, el novillo salió con la cara volteada, pero respondió bien. Fue extraordinario, con transmisión y humillando mucho”, señalaba Ricaud. Con la espada, el chaval intentó corregir lo que le había fallado en el primero y, aunque se tiró con todo en el primer intento, pinchó. A la segunda fue la vencida. “Fui derecho, y lo maté”, contaba. La estocada fue algo trasera, pero sirvió. De su faena, al chaval le gustó “el lado izquierdo, que al principio parecía que iba a ser el más complicado, pero, después ha sido con el que más he disfrutado, bajando la mano, dándole al toreo el recorrido largo que me gusta y busco. Lo he disfrutado mucho con esta afición tan bonita”, terminaba el mejicano, que se llevó las dos orejas de Romerillo para un total de tres en toda la tarde.

El tercero, de nombre Desbocado, fue para el otro gran triunfador de la tarde, el novillero mejicano, Santiago López-Ortega, de tan solo 16 años. “He estado a gusto con él novillo, aunque me ha hecho pensar.  Con la espada, me pilló un poco contrario, pero lo maté bien, echándome encima”, decía el chaval. Lleno de arrojo y ambición, el novillero buscó la cercanía. “Me está costando, pero la voy encontrando”, añadía. López-Ortega cortó las dos orejas, y dio la vuelta al ruedo arropado por su bandera mejicana.

En su segundo, de Cantinuevo, de nombre Deslindero, “disfruté mucho”. Después de pincharlo un par de veces, lo mató con una buena estocada. Sebastián arriesgó con la muleta, haciendo Bernadinas, un lance inventado por el maestro Joaquín Bernadó, y se llevó un revolcón. Sin embargo, cuando se levantó, siguió el lance donde lo había dejado, haciendo, una vez más, gala de su arrojo y no dejando que el toro le ganara la pelea. “Lo que más me ha gustado ha sido lo despacio que he toreado a este novillo tan bueno, y la conexión con la gente”, terminaba el mejicano.  

Presidió la novillada, el alcalde de Pareja, Javier del Río.  “Estamos muy satisfechos con el balance de esta tarde. Se han cortado siete orejas, los novillos han tenido calidad, han servido, el público ha respondido y el tiempo ha acompañado. Pareja es un pueblo amante de los toros, en la calle y en la plaza, y, por lo tanto, seguiremos apoyando, en la medida de nuestras posibilidades, la fiesta nacional”, terminaba el regidor.

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